Ha fallecido el obispo de la diócesis de Kinghsien (Jingxian/Hengshui) -provincia de Hebei, China continental-, monseñor Mattia Chen Xilu, a la edad de 79 años. Monseñor Chen pasó veinte años en la cárcel. El diario de la Santa Sede «L'Osservatore Romano» confirma la desaparición del prelado y el momento: el 16 de enero de 2008. Llevaba seis años en coma tras una hemorragia cerebral.
Hace exactamente dos años había fallecido el obispo a quien había sucedido: monseñor Pietro Fan Wen-xing, médico, prisionero, sacerdote y sobre todo pastor, nacido en un «pueblo de santos»: Zhujiahe, aldea de la que proceden cinco de los 120 mártires chinos canonizados el 1 de octubre de 2000 por el Siervo de Dios, Juan Pablo II.
Monseñor Mattia Chen Xilu atribuía con frecuencia los buenos resultados de la evangelización al testimonio y a la intercesión de los cristianos martirizados y canonizados en 2000 en la zona, como es el caso de nueve miembros de la familia Wu -recuerda el diario del Papa-. El prelado quiso que la diócesis guardara sus reliquias con especial devoción.
A 300 kilómetros al sudeste de Pekín, la diócesis de Jingxian tiene más de 40.000 católicos, atendidos por 40 sacerdotes, en su mayoría jóvenes. Se encarga de cuatro clínicas y de una residencia de ancianos. Existen en la circunscripción 30 parroquias y 40 lugares de culto. La comunidad es muy activa en la asistencia a los ancianos y enfermos, así como en las visitas a las familias.
Miembro de una familia católica de varias generaciones, Mattia Chen Xilu nació el 6 de febrero de 1928. A los quince años ingresó en el seminario menor de Jingxian; prosiguió sus estudios en los de Tianjin y Pekín; en esta última ciudad fue maestro de escuela. En 1950 entró en el seminario mayor de Shanghai. Recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ignacio Kung Pigmei, quien posteriormente sería creado cardenal.
Trabajó como médico, tras su ordenación, en la clínica general de Jingxian; dedicaba parte de su tiempo a la evangelización, según las notas biográficas que apunta el diario romano. Tres años después fue condenado a siete de prisión y tres de trabajos forzosos. Volvió a su lugar natal en 1969, pero sufrió nuevamente condena de diez años de trabajos forzosos durante la «Revolución Cultural» en China que se extendió de 1966 a 1976.
En 1979, «en parte rehabilitado» -recoge «L'Osservatore Romano»- se permitió a Mattia Chen Xilu enseñar inglés en la escuela media de su pueblo. Durante ese tiempo, desempeñó todo lo posible su ministerio sacerdotal los sábados y los domingos, viajando -incluso como vendedor ambulante, si era necesario- para llegar hasta los fieles y evangelizar aldeas y familias.
Reanudó abiertamente su actividad pastoral en 1980, dada la mayor tolerancia religiosa. Asimismo se esforzó enormemente en el dispensario de Jingxian y en la apertura de una gran clínica oftalmológica, la «Catholic Xi Lu Optical».
Era un sacerdote fiel, amable, teológicamente bien preparado, buen administrador, leal y capaz de defender los derechos de la Iglesia: así le describen las personas que le trataron en aquella época. Era vicario general de la diócesis cuando fue informado de su candidatura al episcopado: aún confesando que "no tenía virtudes para ser obispo", se mostró "dispuesto a obedecer a cualquier cosa que decidiera la Santa Sede"», escribe su diario.
En 1996 fue consagrado obispo coadjutor; habría de suceder a monseñor Pietro Fan Wen-xing tres años después, hasta que en 2002 entró en coma. Desde entonces no había recobrado la conciencia.
Su estado motivó que, desde el 6 de enero de 2004, el gobierno pastoral de la diócesis pasara a su coadjutor, monseñor Pietro Feng Xinmao.
En la catedral de Jingxian se han velado los restos mortales de monseñor Mattia Chen Xilu, con la celebración diaria de la Santa Misa y el rezo del Rosario. El martes pasado se celebraron sus solemnes funerales, presididos por monseñor Pietro Feng Xinmao; participaron el obispo de Sienhsien (Xianxian), monseñor Giuseppe Li Liangui y el obispo coadjutor de Yüngping (Yongping/Tangshan), monseñor Pietro Fang Jianping.
Dos mil fieles se unieron a todos los sacerdotes, religiosas y al centenar de seminaristas de la diócesis en la procesión fúnebre.