La muerte de un confesor

el . Publicado en Noticias de 2025

La muerte de un confesorSaltó a la prensa la noticia estos días del fallecimiento del cardenal Luis Pascual Dri, a los 98 años. Este no era muy conocido entre los periodistas, no asistió en Roma a las congregaciones generales del reciente periodo de sede vacante ni concedió entrevistas pronosticando resultados del cónclave. Pero seguro que era uno de los cardenales más influyentes del Colegio, aunque de modo distinto a los demás. Su vida consistió en dedicarse al ministerio del sacramento del perdón, a lo que se entregaba con admirable celo. Tanto que seguía confesando a pesar de su avanzada edad casi hasta el último momento.

Entre sus penitentes se encontraba el cardenal Bergoglio, el cual, siendo Papa Francisco, lo creó Cardenal en 2023, quizá como homenaje a todos los sacerdotes que se dedican a administrar el sacramento de la penitencia.

Ahí está su enorme influencia: y no porque la Providencia quiso que entre los que acudían a su confesionario, hubiera uno que llegó a ser el Papa, sino porque se sabía cauce de la misericordia de Dios. Decía de sí mismo:

«Yo no soy un sacerdote, un fraile de estudios. No tengo doctorados, no tengo nada. Pero la vida me enseñó mucho, la vida me marcó. Y como nací muy pobre, siento que siempre debo tener una palabra de misericordia, de ayuda, de cercanía para quien venga aquí. Nadie debe irse sintiendo que no fue comprendido, o que fue despreciado o rechazado».

Pienso que su vida es un ejemplo para tantos sacerdotes: el cardenal Dri no fue misionero en lugares exóticos, ni se dedicó a hacer investigaciones en prestigiosas universidades, sino que pasaba muchas horas al día sentado en el estrecho espacio de su confesionario. Hacen falta sin duda sacerdotes que se dediquen a esas actividades, pero el pueblo cristiano también necesita encontrar con facilidad confesores dispuestos a escucharles y darles el perdón en nombre de Dios.

Quizá los sacerdotes que se dedican a esas actividades pueden contar narraciones interesantes que son auténticas aventuras, pero Dios premiará sin duda la entrega generosa al ministerio de la confesión, que es más escondido y menos aparente.

Dios quiera que el cardenal Dri haya recibido el premio a quien administra la misericordia de Dios con tanta generosidad.

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