Benedicto XVI aprueba una Constitución Apostólica para "responder a las numerosas peticiones de grupos de clérigos y fieles anglicanos que desean entrar en comunión plena y visible” con Roma. La estructura canónica será la de Ordinariatos Personales.
La Congregación para la Doctrina de la Fe ha hecho pública hoy una nota informativa acerca de la preparación de una Constitución Apostólica, con la que Iglesia Católica responde y se dispone a aceptar las numerosas peticiones que llegan a la Santa Sede por parte de grupos de clérigos y fieles anglicanos que desean entrar en plena y visible comunión con Roma. A este respecto, el arzobispo católico de Westminster y primado de Inglaterra, Mons. Vincent Nichols y el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, primado de la comunión anglicana, han hecho pública una declaración conjunta.
En la Constitución Apostólica, que será publicada pronto, el Santo Padre ha introducido una estructura canónica que dispone que esta reunión corporativa en el seno de la Iglesia se realice a través de la institución de Ordinariatos Personales, que permitan a los fieles anglicanos entrar en plena comunión con la Iglesia Católica, conservando al mismo tiempo elementos del específico patrimonio espiritual y litúrgico anglicano.
Según el tenor de la Constitución Apostólica, la vigilancia y la guía pastoral para estos grupos de fieles serán aseguradas por un Ordinariato Personal, y el Ordinario será nombrado por el clero anglicano. La Constitución Apostólica intenta crear un equilibrio entre el interés por conservar el precioso patrimonio anglicano y, por otra parte, existe la preocupación de que estos grupos y su clero sean incorporados a la Iglesia católica. Por tanto la Constitución Apostólica, representa una respuesta razonable y necesaria ante un fenómeno global, al que se ofrece un único modelo canónico para la Iglesia universal.
Este modelo prevé la posibilidad de ordenaciones de clérigos casados ex anglicanos, como sacerdotes católicos. Por razones históricas y ecuménicas, en cambio, los obispos católicos no podrán ser hombres casados. Los seminaristas del Ordinariato serán preparados junto a los católicos, aunque en algunos casos se podrá abrir una casa de formación con el fin de responder a las particulares necesidades de formación en el patrimonio anglicano. El cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha señalado que con esta propuesta la Iglesia intenta responder a las legítimas aspiraciones de estos grupos anglicanos que desean una comunión plena y visible con el Obispo de Roma.
Recordamos, que desde el siglo XVI cuando el rey Enrique VIII declaró la independencia de la Iglesia de Inglaterra de la autoridad del Papa, la Iglesia de Inglaterra creó las propias confesiones doctrinales, usanzas litúrgicas y prácticas pastorales, incorporando a menudo ideas de la Reforma protestante que llegaban del continente europeo. En los más de 450 años de historia, la cuestión de la reunión entre anglicanos y católicos siempre se mantuvo viva.
En la mitad del siglo XIX el Movimiento de Oxford mostró un renovado interés por los aspectos católicos del anglicanismo. Y posteriormente, el Concilio Vaticano II, nutrió ulteriores esperanzas para la unión. Desde entonces las relaciones entre anglicanos y católicos romanos han creado un clima de mayor comprensión y mutua cooperación.
Fuente: Radio Vaticano, servicio del 20 de octubre de 2009