Ofrecemos la traducción al español de la declaración efectuada por el Cardenal Edward Egan el 20-21 de abril de 2002.
20-21 de abril de 2002
Mis queridos amigos en el Señor:
Como vosotros sabéis, el Santo Padre ha pedido a los Cardenales de los Estados Unidos que viajaran a Roma para una consulta que se refería a la tragedia del abuso de menores por clérigos. Cuando acudía a este importante viaje, os pedía oraciones para el éxito de este encuentro.
El abuso de niños y jóvenes es un crimen terrible. Debe ser siempre para nosotros una de las principales prioridades cuidarlos y protegerlos. Haré todo lo que está en mis manos para asegurar, tanto como sea humanamente posible, que nunca ocurrirán otra vez semejantes abusos por clérigos. Vosotros no deberéis esperar menos de mí, ni de los otros jerarcas de nuestra Iglesia.
Durante los últimos quince años, tanto en Bridgeport como en Nueva York, insistentemente busqué, y actué, bajo el mejor consejo independiente de que podía disponer de expertos médicos y científicos del comportamiento. Está claro que todavía tenemos mucho que comprender de este problema. Si en la investigación descubrimos que se han producido errores que se refieren a una rápida remoción de sacerdotes y asistencia a víctimas, yo estaría profundamente arrepentido. Nuestra actual directriz diocesana refleja la nueva y mejor comprensión que ahora tenemos. Su principal objetivo es prevenir abusos y actuar inmediatamente cuando llegue una alegación de abusos. Hacia este objetivo estamos cooperando con las autoridades públicas para garantizar que nuestros niños están a salvo y seguros.
Yo os pido que os unáis a mí en la oración por esos niños que fueron víctimas de abusos y por sus familias, y por todos aquellos que puedan haber sufrido, aunque sea indirectamente, de las terribles acciones de un pequeño número de sacerdotes.
Mientas que centralizamos efectivamente nuestros esfuerzos hacia la solución de este problema, también os pido que recordéis la bondad y dedicación de la abrumadora mayoría de nuestros sacerdotes. Estoy seguro de que estaréis de acuerdo en que durante estos difíciles tiempos, ellos no han faltado en su encargo de serviros. Necesitan nuestras oraciones, apoyo y ánimo.
Que nuestra Fe nos sostenga a todos durante esta crisis.
Cordialmente en Cristo,
Edward Cardenal Egan
Arzobispo de Nueva York
Publicado en la página Web oficial de la Archidiócesis de Nueva York.