Muchas de las críticas a los sacerdotes católicos pueden ser verdaderas. Tomemos el ejemplo más reciente: la pederastia, que ha dañado a inocentes, alejado de su práctica a creyentes y desacreditado a la Iglesia católica a gran escala.
La Iglesia católica está obligada a actuar con transparencia, rectitud y según la justicia. No sólo en los lugares encendidos como Estados Unidos, Irlanda, Alemania, etc., sino en toda su estructura, de manera global. Debe elegir y preparar adecuadamente a sus pastores. Debe renovarse y purificarse.
Si bien es verdad lo anterior, no es menos verdadero lo que otros muchos sacerdotes hacen positivamente. No son noticia en las grandes cadenas de información. Pero ahí están. Existe otro tipo de sacerdotes. Y no es descabellado decir que son la gran mayoría los que hacen el bien.
Los curas que salvan vidas
La famosa cantante canadiense Celine Dion reconoce que le debe la vida a un sacerdote católico. Su madre, al saber que esperaba a su hijo número 14, se sintió abrumada y decidió abortar. Entra entonces en juego el sacerdote de la familia. La disuadió de recurrir al aborto de su hija. No le era lícito disponer de una vida inocente, ir contra la naturaleza. Después de reponerse, amó con todo cariño a su hija, que se convertiría en la cantante conocida mundialmente, entre otras cosas por el tema musical de la película Titanic (cfr. ACI Prensa 11.01.2001).
Por otro lado, un sacerdote en la India murió después de realizar un acto de heroísmo. Alrededor de 70 personas participaban en una excursión en la playa de Galgibaga, al sur de la capital del estado indio de Panaji. Dos muchachas y un chico se adentraron en el mar agitado y después comenzaron a pedir ayuda. El sacerdote Thomas Remedios, de 37 de años, se lanzó al agua para socorrer a los jóvenes. Murió cuando ya había salvado al tercero, a consecuencia de una ataque al corazón. La comunidad cristiana de Goa quedó profundamente admirada y llena de esperanza por la valentía su pastor (cfr. Zenit 13.05.2010).
El clero mexicano, extorsionado pero firme
A lo largo de la administración del presidente Felipe Calderón, en México, más de mil sacerdotes han sido extorsionados. Y se ha notificado el asesinato de 12, informaba el diario Milenio en su edición digital del 16 de marzo de 2011.
Han sido víctimas de intento de extorsión por parte del crimen organizado, que azota fuertemente la república. Dos de ellos fallecieron durante el secuestro. Se les pide cantidades que van de los diez mil a los dos millones de pesos mexicanos (entre 844 y 169 mil dólares americanos). Los criminales solicitan dinero a cambio de una presunta protección contra otras bandas aunque amenazan también con la quema del templo o actos violentos contra la feligresía católica si no hay pago. Buscan crear pánico entre los creyentes, atacando primeramente al párroco.
La violencia contra los pastores católicos ha ido en aumento, de la misma manera en que se ha intensificado contra la sociedad mexicana en su conjunto. Durante el gobierno de Ernesto Zedillo, (1994-2000) fueron asesinados tres; en el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) se cometieron 4 homicidios. Y bajo el mandato de Calderón, fueron ejecutados 12.
¿Cuál es el motivo? Los pastores viven en zonas de peligro y gran inseguridad, en las que hay choques entre el ejército nacional y la policía estatal contra los delincuentes. Y es que también su labor es contraria al actuar e intereses de grupos del crimen organizado: droga, armas, mercados. Éstos pueden actuar con bastante facilidad en torno a la Iglesia, amenazando y extorsionando. Muchas veces buscan el control del área. Pero los pastores no quieren y no pueden dejar sus comunidades. A ellas han sido asignados y con ellas se quedarán. Al menos intentan imitar a Quien representan y que dijo “doy mi vida por mis ovejas”.
Como éstos, se pueden encontrar miles de ejemplos positivos acerca de los pastores católicos. Es la otra cara de la moneda. La otra parte de la realidad. Conviene siempre contar con ambas partes de la realidad: hay sacerdotes que causan escándalo, pero también miles de ellos buenos, muy buenos, que viven para ayudar a los demás, incluso para dar su vida por otros.
Fuente: Boletín Análisis y Actualidad, servicio del 11 de abril de 2011