La confesión está experimentando una revitalización tras un largo periodo de dejadez. Así lo confirma una serie de recientes artículos de prensa sobre el sacramento de la confesión, o de la reconciliación, como a veces se denomina.
El 21 de septiembre el Wall Street Journal informaba de que más de 5.000 personas se reunieron en un Fin de Semana de la Reconciliación que tuvo lugar en marzo en la diócesis de Orlando, Florida.
Una columna en la página web de la diócesis de Orlando escrita en marzo por el obispo de la misma, Mons. Thomas Wenski, hablaba de la necesidad de la confesión. La pérdida del sentido del pecado ha sido calificada como «la crisis espiritual de nuestro tiempo», afirmaba.
El año pasado, indicaba, escribió a los sacerdotes de su diócesis, pidiéndoles que dedicaran más tiempo a escuchar confesiones. También explicaba que este año algunas de las parroquias organizarían fines de semana especiales de reconciliación, poco antes de Semana Santa.
El artículo del Wall Street Journal explicaba que el interés en la confesión ha aumentado en algunas denominaciones protestantes. Este verano, una rama norteamericana de los luteranos aprobó una resolución apoyando el rito de la confesión, tras más de un siglo de dejadez.
Confesiones protestantes en Internet
Algunas de la versiones protestantes de la confesión que se han popularizado son, no obstante, notablemente diferentes del sacramento católico. El Wall Street Journal mencionaba prácticas como las de individuos que se confesaban en vídeos que luego eran colgados en sitios como YouTube, para que todos lo vieran.
Otras iniciativas incluyen una página web para la confesión, creada por una congregación evangélica en Cooper City, Florida que, según el Wall Street Journal, tiene 7.700 personas que cuentan sus culpas.
El artículo observaba que este creciente interés en la confesión marca un cambio. Una encuesta en el 2005 informaba que sólo el 26% de los católicos de Estados Unidos acudía a la confesión al menos una vez al año, muy por debajo del 74% de principios de los ochenta.
El renacimiento de la confesión, especialmente en su versión pública, puede tomar toda suerte de formas, como evidenciaba un artículo de Reuters el 27 de septiembre. La agencia informaba sobre una nueva página web creada por la mayor editorial de ficción romántica, Harlequin Enterprises. La gente podrá confesar sus pecados online, de forma anónima, mientras los demás pueden leer lo que cuelguen.
El Los Angeles Times publicaba el 31 de agosto un artículo más amplio sobre las variedades de la confesión. El periódico daba detalles sobre algunas páginas webs donde pueden hacerse confesiones. Una de las páginas incluso permite a otras personas hacer comentarios y dar consejo a quienes se confiesan.
Encender la luz
La Iglesia católica también está intentando promover el interés en la confesión. Este año algunas diócesis han lanzado campañas para animar a acercarse a la confesión en el periodo previo a la Pascua. En Washington, D. C., por ejemplo, todas las 140 iglesias de la archidiócesis abrieron para confesar todos los miércoles por la tarde.
El esfuerzo forma parte de una campaña titulada «The Light is On for You» (Se enciende la luz para ti). Ha habido también en la campaña anuncios en la radio y carteles, y se ha creado una página web con diverso material para animar a la participación en el sacramento. Además, se han distribuido 100.000 guías impresas en español y en inglés.
El arzobispo de Washington, Mons. Donald Wuerl, también ha escrito una carta pastoral, «La Misericordia de Dios y el Sacramento de la Penitencia», como parte de la campaña.
«A pesar de nuestras mejores intenciones, cada uno de nosotros ha experimentado el fallo personal», observaba en la introducción de la cara. Somos conscientes, explicaba Mons. Wuerl, «que una parte de nosotros está determinada a hacer el bien mientras que al mismo tiempo un elemento dentro de nosotros nos aleja continuamente del bien que sabemos que podemos hacer».
Dios no nos deja solos en esta situación de debilidad humana y la siempre presente realidad del pecado, añadía la carta. «Jesús nos da la novedad de la vida en gracia que comienza por restaurar nuestra relación con Dios que conducirá a la plena comunión con Dios en la gloria».
Este poder de perdonar los pecados Jesús lo extendió a la Iglesia y se administra a través del sacramento de la confesión.
El perdón de Dios
«Sigue siendo una de las grandes maravillas del amor de Dios que haya hecho que el perdón esté a nuestra disposición de forma tan fácil», comentaba Mons. Wuerl.
«El sacramento de la reconciliación es la historia del amor de Dios que nunca nos abandona», afirmaba. «Como el padre en la parábola del hijo pródigo, Dios aguarda, mira y espera nuestra vuelta cada vez que nos vamos».
No obstante, no todos están convencidos de que estos esfuerzos estimulen el éxito de la confesión. La revista Time, que ganó notoriedad por su portada del 3 de septiembre que buscaba sembrar dudas sobre la fe de la Madre Teresa de Calcuta, recogía un artículo el 27 de septiembre en su página web Time.com titulado: «The Unrepentant» (El Impenitente).
Observando las décadas de declive del sacramento entre los católicos, el artículo intentaba argumentar que la reacción contra la encíclica «Humanae Vitae» ha «llevado una reconsideración más amplia de lo que constituye pecado, y si la confesión es verdaderamente necesaria».
El artículo también dudaba de que los últimos esfuerzos de las diócesis norteamericanas en la promoción de la confesión hayan obtenido algún éxito real y concluía que los esfuerzos futuros tendrán igual destino.
Un regalo
Otra iniciativa reciente para reavivar el interés en la confesión ha venido en forma de libro titulado «The Gift of Confession» (El Regalo de la Confesión) (Connor Court Publishing). El padre Michael de Stoop, sacerdote de la archidiócesis de Sydney, Australia, ha buscado presentar la confesión de forma positiva, poniendo de relieve los muchos beneficios que ofrece el sacramento a los creyentes.
Muchas personas, observaba en la introducción del libro, no son conscientes del trasfondo teológico que nos puede ayudar a comprender y apreciar la confesión. Además de liberarnos del pecado, el sacramento también restaura y aumenta nuestras oportunidades de compartir la vida divina de Dios, explicaba el padre de Stoop.
Así, la confesión nos libera del pecado y también restaura nuestra liberad de vivir una vida de virtud al devolvernos los dones del Espíritu Santo. La gracia que recibimos robustece nuestra voluntad de resistir al pecado, permitiéndonos así progresar en la santidad.
Al hacernos más consciente de la maldad del pecado y de la necesidad de evitarlo, la participación regular en la confesión, observa el libro, también nos ayuda a construir nuestro carácter y a desarrollar buenos hábitos. El estar cerca de Dios por medio del sacramento de la reconciliación nos hará también más fácil rezar.
Benedicto XVI reflexionaba sobre la importancia de la confesión en las palabras dirigidas a los jóvenes de Roma, reunidos el 29 de marzo en la Basílica de San Pedro para preparar la celebración diocesana local del Día Mundial de la Juventud del 1 de abril.
El amor de Dios por nosotros, expresado en la muerte de Cristo en la cruz, nos ha obtenido el don del Espíritu Santo a través del cual se perdonan nuestros pecados y se nos da la paz, comentaba el Papa.
«Cristo nos atrae hacia sí para unirse a cada uno de nosotros, a fin de que también nosotros aprendamos a amar a nuestros hermanos con el mismo amor con que él nos ha amado», añadía el Pontífice.
Una vez llenos de este amor, comentaba Benedicto XVI a los jóvenes, estamos llamados a influir en el mundo por medio de un auténtico testimonio cristiano.
Fuente: Zenit, servicio de 21 de octubre de 2007